DOCTRINA SOCIAL

¿QUÉ ES LA DSI? : La DSI es un patrimonio de enseñanzas que se organizan sistemáticamente: es un cuerpo de enseñanza elaborada en el seno de la Iglesia, como respuesta histórica a los problemas económicos y sociales. Esta enseñanza se presenta en documentos de diverso rango: encíclicas, exhortaciones apostólicas, radiomensajes, cartas apostólicas, pastorales.

Este patrimonio eclesial de pensamiento y acción se ha ido organizando y reorganizando en los últimos años, a partir de la Encíclica Rerum Novarum de León XIII (1891), bajo el nombre de
“Enseñanza Social” o “Doctrina Social de la Iglesia”, como un conjunto de principios de reflexión de valoración permanente , criterios de juicio y orientaciones para la acción. La DSI abarca todos los campos en los que se desarrolla la convivencia humana, se extiende objetivamente al entero panorama de las realidades temporales que configuran y condicionan la vida de la persona humana dentro de la sociedad.

La DSI tiene su fundamento en la dignidad de la persona humana, haciendo opción preferente por el pobre (SRS 42) La misión de Jesús y el ejemplo de su vida han dejado claro su compromiso con la dignidad y los derechos de la persona humana, las necesidades de los más débiles, los más necesitados, las víctimas de la injusticia.

La DSI tiene un carácter dinámico e histórico. Esta exigencia del Reino y del seguimiento de Jesús se convierte en experiencia acumulada a lo largo de la historia, y muestra los diversos modos que tiene la comunidad para ir descubriendo cómo unir la fe y el compromiso social (OA 42).



1. ¿QUÉ ES LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA?: La doctrina social es la parte del magisterio de la Iglesia que se ocupa de enseñar el comportamiento correcto de los hombres en su vida social.

2. ¿CUÁL ES EL FIN DE LA DOCTRINA SOCIAL?: El fin inmediato de la doctrina social es proponer principios y valores que contribuyan a crear una sociedad digna del hombre

3. ¿CUÁLES SON LOS PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL? : La doctrina social se apoya en cuatro principios básicos: la dignidad de la persona humana, el bien común, la subsidiaridad y la
solidaridad.

1.LA DIGNIDAD DE LA PERSONA HUMANA: El ser humano posee gran dignidad por ser imagen divina y criatura especialmente armada por Dios. Esta categoría singular es el fundamento principal para el trato adecuado entre los hombres.

2. EL BIEN COMÚN: El bien común es el bien de todos los hombres y de cada uno, incluyendo los aspectos espirituales. El bien común abarca dos grandes principios:
El destino universal de los bienes
La propiedad privada


SIETE PRINCIPIOS DE LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA
En el transcurso de las décadas los cristianos han intentado tomarse a pecho el ejemplo y las palabras de Jesús, como así también vivirlas en entornos sociales muy diferentes a los de la Palestina antigua. La doctrina social de la Iglesia es el resultado de este esfuerzo.


I.  RESPETAR LA PERSONA HUMANA

Los cimientos del pensamiento social católico son el adecuado entendimiento y valor de la persona humana. En palabras del Papa Juan Pablo II, los cimientos de la enseñanza social católica son la
correcta concepción de la persona humana y de su valor único, porque «el hombre... en la tierra es la sola criatura que Dios ha querido por sí misma». En él ha impreso su imagen y semejanza
(cf. Gn 1, 26), confiriéndole una dignidad incomparable (Centesimus Annus 11).  En un sentido, las enseñanzas sociales de la Iglesia articulan las implicaciones éticas de un adecuado entendimiento de la dignidad de la persona.


II.  PROMOVER LA FAMILIA

La persona humana no es simplemente un individuo, sino que también es miembro de una comunidad. Si no reconocemos el aspecto comunitario caemos en un individualismo radical. Un
entendimiento íntegro de la persona considera los aspectos sociales del individuo. La primera consideración social, en orden e importancia, es la familia, la cual es la unidad básica de la sociedad
y es anterior y en cierto sentido supera a las demás sociedades en una comunidad. La doctrina social de la Iglesia pone acento en la importancia de la familia, en particular en la importancia de promover matrimonios estables que acojan y eduquen a los niños.



III. PROTEGER LOS DERECHOS PATRIMONIALES

La doctrina social de la Iglesia desde la Rerum Novarum (1891) del Papa León XIII hasta la encíclica Centesimus Annus (1991) del Papa Juan Pablo II ha defendido el derecho a la propiedad privada
contra la afirmación de que el estado debería ser el dueño de todas las cosas.  Aún mucho antes, Santo Tomás de Aquino, cuyos escritos son de central importancia para comprender los cimientos
de la doctrina social de la Iglesia, dio tres motivos por los que la propiedad privada es esencial para la prosperidad humana: Primero, porque cada uno es más solícito en gestionar aquello que con exclusividad le pertenece que lo que es común a todos o a muchos, puesto que cada cual, huyendo del trabajo, deja a otros el cuidado de lo que conviene al bien común, como sucede cuando hay multitud de servidores; segundo, porque se administran más ordenadamente las cosas humanas si a cada uno le incumbe el cuidado de sus propios intereses; sin embargo, reinaría confusión si cada cual se cuidara de todo indistintamente; tercero, porque así elestado de paz entre los hombres se mantiene si cada uno está contento con lo suyo. De ahí que veamos que entre aquellos que en común y pro indiviso poseen alguna cosa se suscitan más frecuentemente contiendas (Summa Theologiae II.II.66.2)





IV.  TRABAJAR PARA EL BIEN COMÚN.

El Papa Juan XXIII definió el bien común como ;el conjunto de aquellas condiciones de la vida social que permiten a los grupos y a cada uno de sus miembros conseguir más plena y fácilmente su propia perfección" (Pacem in Terri 55).  Este bien es común porque sólo juntos como comunidad, y no simplemente como individuos aislados, es posible que disfrutemos, alcancemos y propaguemos este bien. Todas las personas están obligadas a trabajar en pos de hacer que el bien común sea una realidad cada vez más importante. Algunas veces se malinterpreta que el bien común implica tan sólo
los deseos o intereses comunes de la multitud. Sin embargo, el bien común, tal como lo observa el Papa Juan Pablo II, ;no es la simplesuma de los intereses particulares, sino que implica su valoración y armonización, hecha según una equilibrada jerarquía de valores y, en última instancia, según una exacta comprensión de la dignidad y de los derechos de la persona (Centesimus Annus 47).  El bien
común, en otras palabras, no es simplemente lo que las personas querrían, sino lo que sería auténticamente bueno para las personas, las condiciones sociales que permitan la prosperidad del hombre.


V.  OBSERVAR EL PRINCIPIO DE SUBSIDIARIEDAD

Algunos pensadores cristianos conciben que el estado o gobierno fue establecido simplemente para reprimir tanto a los deseos malos como a las personas malas.  En el pensamiento católico, el gobierno también tiene un rol más positivo que consiste en ayudar a garantizar el bien común. El Papa Juan Pablo II lo dijo del siguiente modo:
Es deber del Estado proveer a la defensa y tutela de los bienes colectivos, como son el ambiente natural y el ambiente humano, cuya salvaguardia no puede estar asegurada por los simples mecanismos de mercado.  Así como en tiempos del viejo capitalismo el Estado tenía el deber de defender los derechos

fundamentales del trabajo, así ahora con el nuevo capitalismo el Estado y la sociedad tienen el deber de defender los bienes colectivos que, entre otras cosas, constituyen el único marco dentro del cual es posible para cada uno conseguir legítimamente sus fines individuales.


VI.  RESPETAR EL TRABAJO Y AL TRABAJADOR

Según el Génesis, Dios no sólo crea al hombre, sino que también lo hace trabajar para que les ponga nombre a los animales y cuide el jardín. Es evidente que Dios no le dio a Adán esta tarea porque
estaba muy cansado como para terminar el trabajo. Por el contrario, el trabajo humano no sólo participa en el cuidado creativo y providencial de Dios del universo sino que también lo refleja. Incluso antes de la caída, el hombre fue creado para cultivar y mantener el Jardín del Edén, para imitar el trabajo de Dios en la creación a través del trabajo humano. Luego de la caída, el trabajo algunas veces se convierte en una tarea ardua, pero continúa siendo parte de la vocación del hombre que viene de Dios.


VII.   BUSCAR LA PAZ Y OCUPARSE DE LOS POBRES.

Paz significa mucho más que la ausencia de un conflicto violento. Paz estranquilidad del orden, tomando la frase de San Agustín. La guerra entre las naciones puede ser necesaria algunas
veces, pero solamente para restaurar la paz. La Iglesia Católica desde al menos los tiempos de San Agustín, avaló la ;teoría de la guerra justa.  El pacifismo rechaza rotundamente la declaración de
guerra por ser moralmente mala por diversos motivos, algunos de ellos seculares (la violencia engendra violencia) y algunos otros religiosos (Jesús actuó sin violencia).







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